Obra de fe y amor

Con la fe puesta en Dios, y sabiendo que esa fe se tiene que manifestar en obras concretas, en hombres concretos, en otros «Cristos» sufrientes y padecientes en nuestro mundo contemporáneo, la Beata Madre Teresa Michel inició en los últimos años del siglo pasado una obra de fe y amor; «con la caridad se ama a Dios en todo, y se es feliz», sostuvo en alguna oportunidad esta benemérita religiosa.

Iniciada su obra en la querida tierra de Alessandría (Italia) pasando más tarde a Brasil, llega a nuestra patria. Y será el puerto de Mar del Plata el lugar privilegiado para iniciarla.

LA FUNDACIÓN

En el año 1927 un pequeño grupo de religiosas de las «Pequeñas Hermanas de la Divina Providencia», comienzan la tarea educativa en un barrio humilde de nuestro puerto. Las niñas, pasión de la Madre Teresa, objeto de su predilección tomando el ejemplo del Maestro: «dejen que los niños vengan a Mí… El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a Mí» (Mat. 18,5)

Así nace el Colegio de la «Inmaculada Concepción» que en la actualidad alberga a más de 900 alumnas. La Palabra de Cristo, el amor a la Virgen, el respeto por la Patria se siembra allí por varias generaciones.

LA GRUTA

Con el tiempo, la obra comienza a agigantarse. Una heróica religiosa, Sor Concepta Ghersi, más conocida por la comunidad como la «Mamma», cuyos venerables restos descansan a la entrada de la Capilla de la Gruta, da comienzo a la tarea de levantar un Santuario en honor de la Virgen de Nuestra Señora de Lourdes.

Comenzó en el año 1937 con la donación de una manzana de terreno por parte del Dr. Norberto F. Peralta Ramos a las Pequeñas Hermanas de la Divina Providencia. Este lugar estaba cerca del Colegio «Inmaculada Concepción» que atendían las mismas Hermanas, circundado por las calles 12 de octubre, Don Orione, Magallanes y Elisa Alvear de Bosch. Hacía tiempo que este terreno había sido convertido en cantera de donde sacaban piedra para la construcción. El proyecto y la ejecución estuvo a cargo del conocido arquitecto Luis Cossa.

Anualmente visitada por centenares de miles de devotos y turistas, con preferencia en los días precedentes al 11 de febrero, fiesta de la Virgen, la gruta es réplica casi exacta de la auténtica en Francia, con el Vía Crucis de la entrada a la izquierda, y los misterios del Santo Rosario a la derecha. Ambos culminan en la hermosísima Capilla que preside la imagen coronada de la Santísima Virgen.